Una nueva era emprende la devoción a la Virgen de la Cabeza

El Año Jubilar y la declaración del Santuario de la Virgen de la Cabeza en Basílica, tuvieron un corolario solemne, espiritual y emotivo con la consagración del altar elaborado por el artista Manuel López, el pasado día 3 de julio. La concesión de la Rosa de Oro y la declaración como Basílica lo introducen en una nueva era, donde lo religioso y sacral han ido ganando terreno a una devoción transida de fervor, historia y universalidad. Este último extremo se va a acentuar en los circuitos de índole cristiano, por lo que será epicentro de auténticas manifestaciones religiosas. El primer ejemplo de ello lo vamos a encontrar en la próxima Aparición, cuando participen varios integrantes de los Jornadas Mundiales de la Juventud.
En estos últimos años, la devoción a la Virgen de la Cabeza han ido ganando en enjundia a pasos agigantados, gracias a los últimos hechos que se han producido gracias al trabajo ímprobo del obispo de la diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo, y la dedicación de años de la Orden Trinitaria. A todo ello se suman la devoción que le profesan la Cofradía Matriz de Andújar, sus filiales, peñas romeras y devotos anónimos, que han engrandecido esta devoción singular y sin par.
Ahora bien, todo esto se tiene que materializar con un mayor esfuerzo de las instituciones, para dotar de las infraestructuras y equipamientos materiales y humanos, acordes a la categoría del evento. Hay males endémicos que se deben solucionar como la falta de agua potable. Y por supuesto, acabar desde lo local con esa endogamia y ombligismo que menoscaban algo tan grandioso. Un ejemplo, ¿qué se ha hecho desde Andújar por engrandecer el Año Jubilar? El balance de actos ha sido más bien exiguo. La romería puede ser una gran fuente de riqueza aún sin explorar y en eso tiene mucho que decir el Ayuntamiento. Y desde la institución religiosa, la Cofradía Matriz, se debe hacer una apuesta firme por la apuesta de los valores, de la fraternidad, la concordia y el entendimiento que entierre de una vez los protagonismos. Desde la suma de esfuerzos se consiguen los grandes logros. Ese es el deseo.