miércoles, 23 de febrero de 2011

El día de Andalucía

Estamos inmersos en las fastos del Día de Andalucía que nos acrecienta el orgullo de ser andaluces y pertenecer a una extensa, variada, rica, alegre y lozana tierra, por no emplear más calificativos, que los merece.
Andalucía, se ganó con la lucha de sus gentes un Estatuto de Autonomía, que le ha permitido en muchos órdenes de la vida unos avances impensables hace unos años. Sería de ciegos no reconocer la modernización que han experimentado sus infraestructuras, la modernización de algunas técnicas de cultivo, los logros alcanzados en sanidad, donde gracias al trabajo de expertos que en este campo ha convertido a la región en un referente. Andalucía suena con fuerza en turismo por el valor de sus playas, la riqueza de sus paisajes, la belleza de sus monumentos, las ensoñaciones que encierra una tierra jacarondosa, que nos define, que nos hace únicos de cara al exterior, pero que nos ha valido falsos tópicos y mitos, porque creo en la gente trabajadora y entregada de mi tierra, y bien que lo ha demostro alló por donde ha ido. "Andalucía, dormía en la oscuridad, suenan las palmas la gente empieza a soñar", dice una canción de ese mítico grupo cordobés Medina Azahara.
Y es que quienes amamos nuestra tierra y nos sentimos andaluces y andalucistas de corazón sabemos que esta letra es cierto. Pese a nuestras alegrías y a esos avances y progresos, nos queda muchas asignaturas pendientes. Soportamos déficits en riqueza y educación, arrojamos aún las más altas tasas de paro y de analfabetismo, por lo que no debemos caer en la complecencia, pese a las celebraciones de estos días, imperegnadas además por los efectos de una crisis económica devastadora.
Andulucía puede despertar de su letargo a la misma par del sonido de unas palmas. Para eso no se debe confundir partido gobernante con instituciones, que tanto daño le hace a la democracia, o acabar con ese enfrentamient bipartidsita que no deja lugar a la reflexión serena y preclara y no deja de introducir aire fresco a la sociedad. De una vez por todas, entre todos y todas debemos sacar partido a nuestros ingentes recursos naturales endógenos e ir dejando a un lado la cultura del subsidio y la 'sopa boba', porque muchos territorios rurales se nos desangran y se nos mueren.
Pero como no quiero ser victimista, cierro este artículo a modo de fandango y bulería, que define por que no nuestra idiosincrasia, que no debe ir reñida con el progreso dedicido, porque me siguen gustando las siestas, las palmas, la tardes de pasión por Semana Santa y las Romerías, y ¡¡¡por supuesto¡¡¡ anhelo más riqueza para mi Andalucía y sus territorios.

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